Extrañas criaturas (Mondadori, 1998), la primera incursión de la autora en la narrativa, habla del amor y de la noche, dos pasiones adictivas para alguien obsesivo y negro. Amor y nocturnidad en torno a la serie de encuentros con el líder de una «Falsa Generación» pseudo-beat habitada por jóvenes agónicos con los que la protagonista descubre los deslumbres de la droga y el alcohol o las tentaciones de la bisexualidad, pero también la triste facilidad de las traiciones y de la soledad.
Escrita con el mismo apremio, fascinación e ironía con que fue vivida, la novela es también un penetrante y lírico fresco de la vida de una juventud socorrida y saturada de revivals reciclados, un alegato contra los falsos ídolos que pretenden redimirla.
Demasiado delgados como para estar sanos. Demasiado hermosos como para estar muertos. Demasiado jóvenes ante el mundo.