El hombre que llega un miércoles por la tarde al pueblo de Mompuig tiene una misión que parece muy sencilla: hablar con Helena Bau, que tiene un centro de meditación, y comprarle un Cadillac que custodia en un garaje. Pero las cosas no son nunca lo que parecen. Algunos vecinos no ven con buenos ojos la presencia del forastero. Ni los que regentan el bar, ni el chico de la gasolinera, ni su tío, que tiene negocios poco claros. Todos ocultan sus razones y todos ignoran el alcance real del misterio. La dona del Cadillac es una novela absorbente, precisa y rotunda, que habla del peso de un pasado que cada uno acarrea a su manera.
Un Cadillac rojo, encerrado dentro de un garaje de un pueblo aislado. Un forastero, una mujer discreta.
Joan Carreras demuestra que la calidad literaria no está reñida con la vocación de escribir para el público general.