A través de una vasta galería de personajes ingenuos, violentos y misteriosos que se nos hacen inolvidables, pasamos de la infancia idílica de la madre en Menorca, a la adolescencia barcelonesa del hijo, perturbada por el autoritarismo más arbitrario. Las novelas que se reúnen en El silenci del món constituyen un díptico indisociable.
Es verdad que pueden ser leídas independientemente la una de la otra pero, si las vemos como una unidad, tanto La noia del ball como Sota la pols se iluminan de matices nuevos.