Esta que está aquí sentada, con un remolino enorme y un dedo más corto de lo normal, soy yo. Tengo casi seis años y suelo cantar por la calle. No entiendo casi nada de lo que pasa a mi alrededor pero por fin sé leer y estoy fascinada. Hay letras por todas partes y eso es la constante que da coherencia a un universo un poco más caótico de la cuenta. Es de las pocas fotos que he podido conseguir después de lo que mi madre llamaría la gran hecatombe y yo digo … el principio de mi vida normal.