¡Pobre rutina! Se le acusa de monótona y de aburrida. Pero si uno se fija, descubre que sólo es un disfraz que se ponen las historias para pasar desapercibidas.
Adam Martín ha acercado a los lugares ya las personas que esconde la rutina y ha descubierto una ciudad dentro de otra ciudad. Una ciudad que va a misa de nueve y que, a la misma hora, se está en un after apurando whiskies con cola. Una ciudad que vela sus muertos mientras va de putas, que hace cola para sacar dinero de un cajero y que se levanta en la playa con resaca sin saber cómo ha llegado.
Estimada rutina es la plasmación más original del voyeur que todos llevamos dentro.