Una historia que nos empuja a mirar a los demás.
Dicen que la primera ostra era muy miedosa. Muchísimo. Por eso vivía encerrada en su concha. Hasta que un día… ¡Plif! Un granito de arena cayó dentro de su casa y eso les cambió a ambos para siempre.
No siempre se puede vivir encerrado en uno mismo, la vida, la vida verdadera, surge ante nosotros cuando nos abrimos y nos relacionamos, con las alegrías y sufrimientos que esto puede suponer. De una forma muy sencilla y tierna, La primera ostra nos habla de la necesidad de abrirnos al mundo y de cómo nuestra mirada puede hacer brillar a los demás y llenarnos a nosotros mismos de luz.
- Con divertidos personajes secundarios que enriquecen la lectura, la hacen divertida y estimulan juegos de observación.
- Un libro que nos sumerge despacio en la inmensidad del mar y las emociones y con un apartado al final con contenidos informativos. Ideal para aquellos lectores curiosos que quieren saber más después de haber leído una buena historia.