Aurora es joven, tiene trabajo, un círculo de amigas, vive sola en la ciudad, sale cuando quiere y se encama con quien quiere. Es decir, aparentemente tiene la típica vida de una joven urbanita feliz, si no fuera por que en su existencia nada va como debería ir: su compañero de vida y de hipoteca la ha dejado, casi no habla con sus amigaspara no tener que explicarles cosas a las que no tiene muchas ganas de enfrentarse, y a su familia prefiere tenerla lejos, no sea que le reprochen que haya perdido a tan buen chico.
De modo que ha decidido no coger vacaciones y trabajar en plena canícula de agosto en una ciudad medio desierta, en una oficina a medio gas y vivir en un edificio medio vacío. Y por este solitario panorama corre Brais, ese niño superdotado que vive en la escalera y que no hay manera de quitarse de encima. También están los rolletes que recoge los sábados por la noche de la barra de cualquier bar y que le dejan tan mal sabor de boca, y las novelas eróticas que la entretienen o, quién sabe, la salvan. Pero, sobre todo, está el elefante, ese elefante rosa en medio de la sala.
Con un sentido del humor extraordinario y un conocimiento del TOC de primera mano, Antía Yáñez nos cuenta la historia de Aurora, una chica a la que el lector querrá acompañar y salvar, y la de Brais, un niño encantador de familia desestructurada y con unas ganas locas de vivir.