El final del juego es la historia de un divorcio vista desde los ojos de Adrian, un niño de seis años atrapado en el fuego cruzado de la separación de sus padres, y explicada con su propia voz narradora, espontánea y deslumbrante. El lector podrá captar, más allá de las luminosas chispas informativas que aporta Adrian, la guerra de odios y venganzas que se establece entre los adultos. Un personaje magistralmente creado, destinado a emocionarnos cómo muy pocos saben hacerlo.