Nos encontramos en una Barcelona sometida a una casi constante lluvia de aguabarro que corrompe la piedra de los monumentos antiguos, difumina los contornos del paisaje y dificulta el andar de la gente. Es una sociedad decadente y consumista, de personas aburridas de vivir y que convierten las sucesivas olas de inmigrantes en mano de obra esclava. En esta ciudad, tres personajes marginales, el asesino, el esclavo y la golondrina, se observan y se siguen para intentar salvarse y, quizás, quererse.
Aiguafang es una novela de atmósferas opresivas y de situaciones límite. Joan-Lluís Lluís ha escrito una fábula cruda y conmovedora con destellos de ternura.